sábado, agosto 24, 2013

Ay, México

Recientemente fui a Mexico con mi familia. Mi esposa quería llevar al chamaco a conocer a su otra patria. Eventualmente tendría que hacerlo, por que no hacerlo lo mas pronto posible.
Aproveche para ver rápido a mis amigos y comer chicharrón en casi cada comida. M'ijo se encargo de vomitar se en cada camión y carro que se subió. Mi esposa se encargo de estar alerta y no dejar un momento sin planear. No todo salio como planeado.
Desilusión, desesperación y desesperanza no fueron ajenas. Amigos que no vimos. Comida que no comimos. Pueblos que no visitamos. Pero nada de eso fue tan malo, es normal que mucho no salga de acuerdo al plan. Algo si me de dio tristeza. La cantidad de ocasiones en que alguien trato de joder fue generosa. Vendedores que no ponen etiquetas a sus mugres, personajes que no quisieron dar tickets de compra. La cajera mas pinche del D.F. Las tranzas por sms. El descaro con que venden métodos a toda voz para robarse la internet. El pinche mugrero en las calles y las feces en la banqueta. El que tomar un taxi en el DF requiera paranoia extrema. El que se roben los malditos botes de basura en lo que me habían asegurado era la zona posh y nice de chilangolandia. El mocoso que me la rayo cuando me pidió para una chalupa y le dije que fuera al DIF. Los tacos de hoja de jamaica. Dos minutos del canal trece. El que casi nos atropellaran por ser tan idiotas de respetar el semáforo. El okonomiyaki que vi en la frikiplaza. Pudo ser peor. Pero eso no lo hace menos jodido.
México es como su comida. Simple, sabroso, picoso, llenador y lleno de diferencias enormes entre regiones. Pero nunca sabes si tendrás diarrea o cólera mas tarde.

jueves, mayo 30, 2013

sueña

y veo un rostro triste, pero ecuanime, estoico. Otro mas, y otro mas. Tomo los escalones a un tunel. Luces amarillas, ruido, gritos que llegan como murmullos. Algo me jala el brazo derecho, pero no veo a nadie.

Salgo del tunel y me encuentro asoleado y sudado. En medio de gente cargando abarrotes, hijos y e hijas. Me restrego los ojos con una mano ceniza. La manga derecha marcada en rojo. Toco en la puerta de una casa que no he visto nunca, que reconozco perfectamente.

Me atiende una señora impecablemente vestida e impecablemente arrugada. Trato de disculparme por mis fachas cuando finalmente me doy cuenta que esto es un sueño,

y despierto.

sueño

Bajo del avión con mochila en mano. Salgo del aeropuerto directo a la calle, como si fuera una vil central de autobuses. El aire huele a ácido cítrico y capsicum y cebolla y tomate. Cilantro y tortilla mojada.

Camino bajo el Sol, rodeando baches y esquivando bicicletas y camiones de pasajeros. Encuentro una camiseta con Bart Simpson impreso en ella, colgada en una jaula de malla. Por acto reflejo checo mi el peso de mi mochila y que mi cartera sigue conmigo. Continuo caminando.

El sol desaparece.

Huele a gasolina, el humo lastima mis ojos. Me llega la peste a carne quemada, mientras piso un charco de algo chicloso, negro. Huele a rastro, a llanta quemada, a pólvora. Veo cuerpos calcinados, cuerpos ensangrentados, un perro ladrando a su amo que yace inmóvil.

Una mano me toca el hombro, Volteo y